Durante los últimos nueve meses, la noticia más sonada en todo el mundo ha sido la pandemia, misma que ha dejado dos grandes pérdidas: la económica, la crisis más profunda de la historia moderna, y las vidas humanas. Sin embargo, la pandemia tiene un lado bueno.
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El registro actual de fallecidos en todo el mundo, es de más de millón y medio.
Los estragos de la crisis económica, son apenas el inicio de muchos meses (quizás años) caracterizados por la pérdida de empleo, informalidad laboral, cierre de empresas y una incierta recuperación económica.
Sin embargo, existen al menos dos vertientes que nos hacen ver el lado positivo de esta pandemia. Aunque no lo crean, existe.
La primera vertiente tiene que ver con el desarrollo de la ciencia, y con ello, el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19.
La segunda vertiente está relacionada con el desarrollo tecnológico y la digitalización del trabajo.
Analicemos el primer factor. Todas las miradas están puestas sobre la labor de las farmacéuticas a nivel mundial. La sorpresa con la que este virus apareció y la velocidad de su propagación, requirieron un esfuerzo nunca antes visto por estas empresas.
El trabajo desarrollado por PFizer, BioNTech y Moderna, abren la posibilidad de desarrollar vacunas, no solo contra el COVID-19, sino también contra algunos tipos de cáncer.
La investigación usual nos llevaría a obtener resultados después de algunos años. Pero esta atípica situación, nos llevó a alcanzar un resultado positivo en tan solo unos meses.
Analizando la segunda vertiente que conforma el lado positivo de la pandemia, está relacionado con el distanciamiento físico, mismo que nos llevó a desarrollar de manera más profunda el teletrabajo.
La digitalización del trabajo, ha permitido que miles de empresas puedan seguir con vida. La tecnología nos permitió cumplir con el distanciamiento social, y a su vez, con la operación de ciertos sectores de la economía.
Además, la pandemia disparó sectores como el comercio electrónico.
