Árido, frío y con un sol que te seca los labios es el clima con el cual te recibe Peña del Aire, un lugar turístico conocido por muchos, pero explorado por pocos.
Desde el Ex Convento de San Juan Hueyapan, en donde las monjas preparan un rompope artesanal hasta el primer mirador de Peña del aire, el lugar se va volviendo característico por sus contrastes de clima y vegetación.
Al llegar al mirador principal donde se encuentra esta roca icónica de tantas fotos de Instagram podemos encontrar a los locales que te intentarán vender desde una michelada, unas quesadillas hasta el recorrido en tirolesa o el columpio balanceándose entre el abismo y la tierra firme.
Tu primera tarea como explorador de estas tierras es buscar a Diego, un niño de 11 años con una condición parecida a un atleta nato y con un GPS mental para ubicarse entre las montañas; y a su compañero, José, un señor que lleva más de 30 años como guía turístico en Peña del aire.
Diego te llevará desde el punto más alto hasta un río perdido en la comunidad de Santa Clara, este recorrido estará lleno de fauna, flora y datos curiosos que Diego te irá contando como narrador de radio novela.
El principio te parecerá un poco monótono y “fácil” de caminar, pero te esperarán 6 kilómetros de pura bajada a través de caminos con piedras, cactáceos, y oriundos de la comunidad de Santa Clara, los cuales te contestarán siempre a un “buenos días o tardes”. Al llegar al primer tramo del río te encontrarás con un anuncio bastante característico donde te advertirán de no hacer “brujería” o Satanismo para no ser consignado a las autoridades.
Al llegar al mítico río de agua entre clara y acuosa uno se podrá dar cuenta de lo maravillosa que es la vida al regalarte este pequeño pedazo de cielo en tierra donde el pasto acaricia tus pies. Pero ese pedazo no es gratis, ya que te esperan 6 kilómetros de subida hacia la tierra “no prometida” donde las quesadillas, las micheladas y los turistas aglomeran para cambiar en menos de un minuto el paisaje, la vibra y el sentimiento de gloria.
No queda más que aventurarse a esta expedición para formar parte de las pocas personas las cuales se han atrevido a ir un poco más de lo que comúnmente te ofrece este destino. Sinceramente es una visita obligatoria en Hidalgo y de Huasca.