¡Ya no sabemos qué es peor! Que hayan aprobado, vía fast track, la reforma eléctrica, o que ni siquiera tengan los instrumentos para poder llevarla a cabo. Ahora resulta que la CFE operará con plantas viejas.
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Esta noticia, por supuesto que causó gran revuelo, algunos especialistas han advertido que son plantas menos eficientes y susceptibles de salir de operación.
Ley eléctrica operará con 41 años de antigüedad, pero no nos referimos a los trabajadores, sino a las plantas con las cuáles pretender echar mano.
La ley plantea cambiar el orden del despacho eléctrico; es decir, el orden en el que se toma la energía generada por cada tipo de planta.
En este reordenamiento, obviamente la Comisión Federal de Electricidad contará con preferencia.
Se tomará en primer lugar, la energía generada por hidroeléctricas, después las centrales térmicas de la CFE.
En tercer lugar, van las centrales renovables y privadas. Finalmente, las plantas de ciclos combinados construidos bajo el esquema de Productos Independiente de Energía.
De manera que, las centrales de CFE con mayor antigüedad quedarán en el primer lugar, mismas a las que el presidente se refirió como las terminales que compensaron el apagón.
La Comisión Federal de Energía cuenta con 45 plantas agrupadas en la subsidiaria llamada VI, las cuáles tienen en promedio 41.8 años en operación.
Por otra parte, el conjunto Generación V, donde se encuentran los productores independientes de energía, tienen en promedio 12.1 años de vida.
No solo son más viejas, también cuestan más.
Incluso, hace 15 años, la CFE tenía un programa de retiro de centrales viejas, obsoletas e ineficientes.
La condición de estas plantas tendrá una repercusión directa en un mayor gasto que deberá ejercer la empresa del Estado, en el departamento de mantenimiento.