“Somos malas y podemos ser peores, es el coro de batalla que mejor me identifica. Y si rompemos y destrozamos. Y si gritamos y pintarrajeamos, es porque no nos han dejado de otra. Aquí no hay justicia para las niñas y mujeres asesinadas, para quienes son víctimas de acoso, de violencia, para quienes han sido abusadas. Entonces estamos en guerra”, dijo una joven que se identificó como Nelly perteneciente a la colectiva feminista que participó en la marcha en el municipio de Atitalaquia.
Cuando se le pregunta ¿por qué pintar paredes, romper vidrios?, asegura que antes de las acciones radicales hubo muchos intentos de hacer visibles los problemas para que los gobiernos hicieron algo por frenar la violencia que fue escalando y que hoy tiene a la región sumida en el horror.
“Hubo muchos llamados de atención, hasta que nos acorralaron. No hay manera de protestar pacíficamente, porque no te ven, no te escuchan, no te creen. Es la única manera de dejar marca, hacer visible el problema y forzar que la sociedad atienda, entienda, se involucre”, argumenta la activista.
Asegura que el asesinato de Mariana vecina de Tlahuelilpan, ocurrido el año pasado, de alguna manera fue como un despertar social y se generaron algunas estrategias entre las feministas y la sociedad para atender temas de violencia de género, pero poco ha cambiado la situación.
“Hace unos días en Tepeji un hombre mató a su esposa de un disparo. En Tula mataron a otra joven en un tiroteo. En Teocalco dejaron tirado el cuerpo de una chava en la calle, lo desecharon como si no fuera una persona. Y nada pasa. La impunidad está enquistada en el sistema. Esto es algo que ya no podamos dejar pasar. Por eso gritamos, estamos furiosas. Pintamos y rompimos vidrios en la presidencia, porque la impotencia es mucha”.
La joven que se identifica como feminista extrema y muy convencida del movimiento, comentó que el Día de la Mujer debería ser una celebración de las oportunidades de ser mujer “pero es un recordatorio de que por haber nacido mujeres estamos condenadas a sufrir violencia”.
Nelly asegura que solo después de las protestas violentas de las compas, se ha logrado avanzar en el país y cambiar algunas leyes para proteger a las niñas y mujeres, por ello las replicaron en Hidalgo y la región.
La entrevistada y varias compañeras se pronunciaron también en contra de las agresiones que sufrieron en Tepeji activistas del colectivo Meztli mientras marchaban, al parecer de parte de policías municipales, situación que dijeron, no se ha aclarado porque hay varias versiones.
Asimismo se solidarizaron con las colectivas feministas de Tula, quienes denunciaron que fueron víctimas de acoso de funcionarios municipales, pues después de participar en varias acciones, fueron seguidas por estos.
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