Por décadas la estatal Pemex fue la principal fuente de financiamiento del gobierno federal, pero esos días han terminado, ahora es ineficiente.
Actualmente, el apoyo incondicional que da la administración al gigante petrolero es una forma poco eficiente de gastar el dinero público.
Así lo dice un estudio del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice, en Texas.
De 2004 a 2019 se invirtieron 241,314 mdp en exploración de aguas profundas sin aportar una sola gota de aceite. Esta administración enfocó su estrategia en campos terrestres y aguas someras. Invirtió 79,871 mdp, con incrementos sustanciales de producción de aceite y gas. pic.twitter.com/DlNOcWXgHc
— Petróleos Mexicanos (@Pemex) May 12, 2021
La organización, centrada en el estudio de las políticas energéticas, defiende que el apoyo financiero otorgado a la petrolera –que este año ascenderá a 170,000 millones de pesos– podría tener un mayor efecto en la recuperación económica post Covid si se invirtiera en empresas y personas afectadas por la emergencia sanitaria.
“Poner recursos en Petróleos Mexicanos es un uso ineficiente del dinero sin efectos positivos en la economía, ya que no hay un plan para reestructurar (a la empresa) financieramente”, dice el estudio publicado en abril pasado.
PEMEX ineficiente y costosa dispersión de recursos públicos
De acuerdo con cálculos del organismo, la administración federal ha destinado el 1.1% del PIB al rescate económico tras la pandemia.
Mientras tanto, el apoyo financiero que se le dará a la empresa estatal este año podría rebasar el 1.4% del PIB.
El país ha formulado uno de los paquetes económicos más pequeños en Latinoamérica.
Sin embargo, ha sostenido su apoyo financiero de manera incondicional a la petrolera, dice la Universidad de Rice.
Para este año, el gobierno federal ha anunciado apoyos a Petróleos Mexicanos por 170,000 millones de pesos, equivalente a 8,300 millones de dólares.
Estos se dividirán entre capitalizaciones para amortizar su deuda y un beneficio fiscal mediante la reducción de la Tasa de Utilidad Compartida, el impuesto que paga la empresa por cada barril extraído y que representa cerca del 80% de su carga fiscal.
Visto con optimismo, dice el Instituto Baker, la paraestatal podría ayudar a la recuperación económica tras la pandemia, si los precios del petróleo suben de manera drástica, aunque eso depende totalmente de factores externos, y no será sostenible en el largo plazo.
Con información de Expansión.
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