La situación entre Ucrania y Rusia cada vez está más crítica. Ambas naciones han desplegado enormes operaciones militares en sus fronteras, dejando a miles de tropas instaladas ante cualquier posible agresión. Aun así, el presidente Zelenski sigue buscando la ayuda de terceros que puedan disuadir a Putin de realizar un ataque.
El ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Reznikov, ha solicitado la ayuda de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido para que envíen instructores y equipo de entrenamiento al frente establecido en las fronteras con Rusia, ya que de esta forma la presencia de fuerzas extranjeras lanzaría un buen mensaje contra el gobierno ruso.
A pesar de la petición hecha por Oleksiy, el presidente Volodímir Zelenski ha insistido en que las fuerzas militares de Ucrania pueden repeler cualquier ataque ruso: “El Ejército ucranio confía en su fuerza y es capaz de frustrar cualquier plan de conquista del enemigo”. Sin embargo, Volodímir continua buscando el diálogo y de esta forma evitar la guerra.
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Por su parte, el Kremlin se ha negado a sentar una mesa de diálogo con el país vecino e insiste que Rusia no tiene nada que ver con lo que define como una “guerra civil”. Las tensiones incrementan cada día que pasa, y con Rusia desplegando una enorme movilización militar por sus practicas de invierno, Ucrania considera esto como un intento de intimidación.