Ayer domingo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador sufrió uno de sus golpes más duros en sus 3 años y medio de mandato, pues la oposición logró unirse y entre todos, detuvieron la implementación de la Reforma Eléctrica propuesta por AMLO y su gabinete, y aunque el presidente ya tenía un plan b desde antes de que su propuesta fuera rechazada, llama la atención su comportamiento ante una clarísima derrota, donde sale a relucir una duda: ¿AMLO realmente acepta sus derrotas?
Durante la conferencia mañanera del día de hoy, Andrés Manuel le dedicó gran parte de su tiempo en televisión nacional a hablar sobre lo ocurrido con la Reforma Eléctrica, mostrándose, a diferencia de lo que podríamos esperar, bastante positivo y hasta se podría decir que satisfecho, a pesar de haber sido “traicionado” por parte de legisladores de partidos opositores.
“Considero que el día de ayer se cometió un acto de traición a México por parte de un grupo de legisladores que en vez de defender los interés del pueblo de la nación, se convirtieron en francos defensores de empresas extranjeras”, dijo el presidente.
Sin embargo, según una fuente bastante confiable, el 80% de toda la población mexicana estaba de acuerdo con darle luz verde a la Reforma Eléctrica, sueños que habrían sido aplastados por los legisladores corruptos que tenían sus intereses de por medio. ¿La fuente? La cada vez más audaz imaginación del presidente.
Pero lo bueno, si es que se puede rescatar algo de todo esto, es que AMLO se muestra positivo ante la situación. Y claro, como siempre, aprovecha para tachar de “lamentable” el camino que han tomado partidos políticos que en algún punto nacieron para defender al pueblo, tal es el caso del PAN, quien ya parece haber absorbido al PRI a forma de palero.
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Pero, con su “adopción”, el presidente dice que “fuera máscaras” y que al menos, así haya sido en estas circunstancias, los grupos conservadores ya están juntos y no andan flotando por ahí sin compañía, consolidándose de una vez por todas el bloque conservador mexicano.
De igual forma, en conferencia demostró su orgullo como mandatario del país, pues recalcó que desde hace mucho tiempo no se rechazaba así una propuesta ofrecida por el presidente, y que a diferencia de otros gobiernos, el suyo no tuvo en ningún momento la idea de comprar votos o de ofrecer sobornos a cambio de que su reforma fuera aceptada en el Congreso, llamándole un ejercicio democrático.
Entonces, con todo esto, ¿AMLO acepta la derrota? Pues sí, pero no. Si por algo se le conoce al presidente es por ser terco, y por reclamar de vez en cuando sucesos y derrotas que ocurrieron hace más de 10 años, como su robo en la presidencia frente a Calderón o echarle la culpa a los gobiernos neoliberales por la situación de crisis que vive el país. Sin embargo, en este caso, el presidente ha girado su atención a la Ley Minera, una alternativa a su Reforma Eléctrica que, aunque no modificará la estructura energética del país, al menos evitará el enriquecimiento de los bolsillos de los políticos por sus tratos con empresas extranjeras.