En una reunión con el secretario general de la ONU, António Guterres, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, reconoció que la situación que atraviesa la ciudad ucraniana de Mariúpol es trágica.
Y es que esta región ha sido asediada y golpeada brutalmente y sin cesar por las fuerzas armadas rusas, en una contienda desenfrenada contra el ejercito de Ucrania, lo que ha dejado a la ciudad prácticamente en las ruinas.
Sin embargo, en Mariúpol aun se encuentra un último bastión de resistencia, la acería de Azovstal, donde hay cerca de mil personas refugiadas y un número no determinado de combatientes, pero quienes según Putin, están completamente sitiados.
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“Allí la situación es difícil y, puede ser, incluso trágica”, dijo Putin durante la reunión celebrada en el Kremlin. Además, insistió en que unos mil 300 soldados ucranianos depusieron las armas y se rindieron.
A su vez, Putin rechazó que, como dijo Guterres, los corredores humanitarios abiertos por Rusia no funcionen. “Le han informado mal. Funcionan. De Mariúpol han salido con nuestra ayuda más de 100 mil. Unos 130 mil o 140 mil han salido. Y pueden ir a donde quieran”, dijo.