Desde que el mundo se tuvo que confinar en sus hogares debido a la pandemia de COVID-19, muchos procesos tecnológicos tuvieron que evolucionar y adaptarse de la noche a la mañana, lo que implicó el incremento de ciberataques, sobre todo a las instituciones educativas.
En el último índice Global de Ciberseguridad 2020, se reportó un incremento del 300% en ataques digitales, y aunque la seguridad informática ha presentado una evolución, los métodos para asaltar, robar y atacar también lo hacen.
¿Pero qué hace atractivos a los centros educativos para que sean atacados por hackers?
Pues, con toda la información que ahora se maneja en línea, se pueden obtener datos personales de los estudiantes y el personal, así como de exalumnos, detalles de proveedores o datos de investigación, entre otros. Además, en su mayoría, las escuelas no tienen avanzados sistemas de ciberseguridad, lo que las convierte en un blanco fácil para los ciberdelincuentes.
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Para poder hacerle frente a esta amenaza, Óscar Fuente, director y Fundador de IEBS Digital School, indica que es necesario “disponer de un cifrado del tráfico de datos en los diferentes emplazamientos de una institución”.
La solución que ofrecen los expertos es desconfiar en ciertas acciones, como rechazar correos sospechosos y contar con una copia de seguridad, para tener un respaldo si es necesario.