El Mundial de Qatar es la excusa perfecta para que la FIFA ponga a prueba una nueva tecnología que le ayudará a los árbitros a determinar si es o no fuera de lugar, evitando los malos entendidos y las decisiones apresuradas.
La tecnología de la FIFA consta de un sistema de cámaras semiautomáticas que podrán monitorear los movimientos de los jugadores además de un sensor en el balón, creando imágenes 3D que serán proyectadas en las pantallas de los estadios para que los aficionados puedan entender las decisiones de los distintos árbitros.
Ahora, con esta Copa del Mundo, será la tercera ocasión en que la FIFA hace uso de estos nuevos modelos tecnológicos que ayudan a los árbitros, haciendo que su labor sea mucho más sencilla.
Este tipo de tecnología ya se ha probado en el pasado mundial de Rusia en 2018 y en Brasil 2014, siendo este nuevo sistema de fuera de juego uno que promete decisiones más rápidas y precisas que las que se toman actualmente con el sistema de Árbitro Asistente de Vídeo (VAR).
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“Aunque estas herramientas son bastante precisas, esta exactitud puede mejorarse”, dijo Pierluigi Collina, que dirige el programa de arbitraje de la FIFA y trabajó en la final de la Copa del Mundo de 2002 en la era anterior a la tecnología.
Cada estadio de Qatar tendrá 12 cámaras bajo el techo sincronizadas para seguir 29 puntos de datos en el cuerpo de cada jugador 50 veces por segundo. Los datos se procesan con inteligencia artificial para crear una línea de fuera de juego en 3D que se avisa al equipo de oficiales del VAR.