El mundo está enfrentándose a una nueva crisis de salud, pues desde hace algunas semanas la hepatitis infantil aguda está volviéndose un problema que ya está siendo investigado por la OMS, encontrando ciertas relaciones con el COVID-19.
Al 15 de mayo se han reportado 429 casos de hepatitis aguda en 22 países, cifra compartida por el doctor Enrique Pérez, jefe de Gestión de Información y Evaluación de Riesgos de la OPS.
Los casos han sido constantes, por lo que han empezado a ser investigados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), encontrando ciertas referencias con la pandemia actual de SARS-CoV-2.
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Según las hipótesis, uno de los agentes involucrados en la hepatitis infantil aguda es el adenovirus F41.
“Se está investigando el rol del virus SARS-CoV-2, ya sea como una coinfección o como una infección previa en pacientes que adquieren la infección por adenovirus”, expuso el especialista Enrique Pérez.
En concreto, el contraer COVID-19 provocaría una infección en el intestino, con lo que cuando hay una infección de adenovirus o un sistema inmunológico activado puede surgir la inflamación característica de la hepatitis aguda.
Sin embargo, Pérez enfatiza en que únicamente se trata de una hipótesis, ya que no existen suficientes datos para confirmar esto como el causante.